“Siete casa vacías”, de Samanta Schweblin

“Siete casa vacías”, de Samanta Schweblin
Por Hernán Lasque
“Pero ella tenía las manos vacías. Y no iba hacia ningún lugar… estaba sentada en cuarenta centímetros cuadrados, y dijo que eso era todo lo que ocupaba su cuerpo en el mundo.”
Esta es una de las expresiones de un personaje en uno de los siete relatos que componen “Siete casa vacías”, de Samanta Schweblin. Puedo utilizarla como muestra y resumen, condensación de la atmósfera de cada una de las historias y la sensación que como un miasma nos invade a les lectores en cada pasaje determinante del libro. La fragilidad de la existencia humana en batalla cotidiana, la certeza de que cualquiera de nosotros puede de pronto volverse un cuerpo vacío o vaciado, despojado por naturaleza de toda voluntad racional. La fragilidad de otra certeza aún más fuerte: la desgracia puede ser parte casi constitutiva de lo cotidiano, todos podemos convertirnos de un momento a otro en un cuerpo que se enferma, o simplemente se seca, se oxida, al tiempo que la mente queda en fuga, alejada de las palabras y las cosas, condenada al olvido.
Los personajes de Siete casa vacías no esperan que algo de sus desgracias cambie, conviven con esas condiciones. Y para lograr el impacto brutal que provocan estos relatos, son como una cachetada ya en las primeras líneas cada uno de ellos, la autora recurre a un lenguaje llano, fluido, directo y tramas crudas, concretas, sin reveses que demanden un tipo de lectura oblicua o una segunda lectura para encontrar algo que se nos hubiera perdido en la primera. Ésta es quizás la gran diferencia con los cuentos de otro de sus libros conocidos como lo es “Pájaros en la boca”, contrastan con un estilo más directo, la trama se manifiesta de forma explícita, cruda. Los protagonistas, conscientes de la pérdida de su cordura, abrazan el dolor de lo irremediable.Los cuentos nos hacen atravesar, como lectores, por distintas emociones que se nos quedan resonando. La precisión de la prosa es capaz de inocular al lector con la inquietud que se respira en los espacios descritos, en esas casas de las que se quiere huir. La desesperanza, la desolación, el miedo a la muerte, la enfermedad, el olvido, el sentimiento de desgano y son la materia de laboratorio con la que Samanta Schweblin compone las historias de este libro, una observadora de los intersticios de la cotidianidad por donde la “locura” muestra su incómodo brillo.
Samanta Schweblin nació en Buenos Aires, en 1978. Considerada entre las escritoras argentinas mas destacadas en el mundo, con numerosos premios (de hecho tiene más premios que libros publicados) y traducciones a más de quince lenguas, vive en Berlín donde dicta talleres de escritura. Publicó su primer libro de cuentos a los 24 años, cuando obtuvo el premio del Fondo Nacional de la Artes por su libro “El núcleo del disturbio”.
Crítica consultada: Siete casa vacías, por Paulo Guarneros para Revista Criticismo, 2016, México
Promoción de la lectura. Sección “Cuarto Libro”